El pasado sábado, día 25 de febrero, asistí a un curso impartido por el Sensei de nuestro Club Aikido Cantabria, Juan Carlos Santurde (Maestro Nacional 5º Dan), válido para el paso de grado Dan. Entre los asistentes se encontraban varios compañeros del País Vasco, además de los alumnos de los distintos dojos que componen nuestro Club.
Durante algo más de cinco horas de Aikido practicamos Taijutsu, Jo Dori, Jo Nage y Tachi Dori, en sesiones de mañana y tarde.
Después de la sesión de la mañana, se realizó la presentación oficial del nuevo logo del Club, de la nueva página web y de las nuevas páginas de Facebook, Google + y Twitter. Durante dicha presentación, los asistentes, de la mano del Director Técnico, del Responsable del Área Infantil y del Presidente del Club, conocieron una breve historia del mismo, sus objetivos y su proyecto de futuro.
A lo largo mis cinco años como aikidoka, he asistido a varios cursos en diferentes ciudades, impartidos por distintos maestros. Me hubiera gustado haber disfrutado de más cursos, pero no me ha sido posible por diferentes compromisos familiares, personales y laborales.
En mi opinión, y a título exclusivamente personal, la práctica del Aikido no debería quedarse dentro del ámbito del propio dojo, y ni tan siquiera dentro de la escuela o el estilo que practique cada uno (Iwama, en el caso de nuestro Club). Soy de los que piensa que la “endogamia” es nefasta (en una organización, que nadie me malinterprete).
Mi Sensei, por el que siento una gran admiración y un profundo respeto, y al que además de mi Maestro considero un buen amigo, siempre nos ha animado a los componentes del Club a asistir a todos los cursos que podamos, a que bebamos de otras fuentes, a que veamos incluso otros estilos de Aikido, porque todo eso nos enriquece. Opino que siempre podemos aprender algo de todo el mundo, independiente de su estilo o de su escuela, del color de su cinturón y de su edad.
En el Aikido, sucede como todo en la vida: Tenemos que ver mundo, empaparnos de las enseñanzas de gente distinta, y tener hambre de conocimiento, diferente del que recibimos día a día. Para mí no hay nada más gratificante sobre el tatami que poder compartir mis escasos conocimientos con gente de distintos lugares, de distintos países, que incluso hablan otros idiomas, porque el idioma del Aikido es universal.
Desde estas líneas quiero animar a todos a que, dentro de sus posibilidades y su disponibilidad, acudan a todos los cursos que puedan, cuantos más mejor, porque es precisamente en la variedad y en esa diversidad que nos hace únicos, en donde encontramos ese nexo de unión entre todos los componentes de esta gran familia del Aikido.
Domo arigato gozaimashita.
Leopoldo Iglesias.
Presidente del Club Takemusu Aikido Tradicional Cantabria
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